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martes, 27 de septiembre de 2011

BONOS AUTONÓMICOS... BONOS PATRIÓTICOS

A la vista de los recientes acontecimientos que se están desplegando a lo largo y ancho de nuestra geografía en materia de financiación de nuestras administraciones, y más en concreto, de nuestras CCAA, a fin de que puedan afrontar sus cuantiosas obligaciones de pagos más inmediatas y perentorias, nos estamos encontrando, a colación de la dichosa crisis, con el descubrimiento de una nueva variante de negocio en el campo financiero impensable, o poco probable, hasta hace poco dentro de nuestro sistema económico nacional.

Hasta ahora cuando una determinada Administración Pública necesitaba pedir prestado dinero, endeudarse en el argot financiero, para poder afrontar sus gastos e inversiones, pagos también en ese argot financiero, procedía a la emisión de deuda pública a través de las fórmulas ya conocida como las obligaciones, pagarés, bonos o letras del tesoro, entre otras, y eran los llamados inversores institucionales, tales como otros Estados, empresas de inversión, entidades de crédito, aseguradoras, fondos de inversión, fondos de pensiones... etc., los que acudían a esta llamada y compraban esas emisiones a cambio de un tipo de interés acorde al propio mercado.

De repente, y ante los acontecimientos económicos que vivimos, los mercados se han vuelto tremendamente desconfiados con nuestras administraciones y esos mismos inversores que históricamente acudían a la llamada para prestar a través de la compra de esas emisiones públicas ya no lo hacen por una razón bien simple... no se fían.

Y es aquí donde descubrimos la nueva variante del negocio, ante la falta de los clientes históricos, y acuciadas por una necesidad imperante de dinero, las CCAA tratan de colocar, esto es argot bancario, estas emisiones públicas directamente sobre los llamados minoristas, particulares en el lenguaje financiero, utilizando los servicios de intermediación precisamente de aquellas entidades de crédito que son las que se niegan a comprar esas emisiones y todo a cambio de una comisión por unos servicios de intermediación.

A partir de ahora, y creo que por algún tiempo, vamos a disponer, los ciudadanos, de un nuevo producto financiero donde colocar nuestros exiguos ahorros dentro del abanico que ya existe en el campo del negocio financiero/bancario, producto, por cierto, bautizado con el nombre de“Bono Patriótico”, y además nos pagarán tipos de interés muy por encima de los tradicionales productos financieros postulándose, a su vez, como auténtica competencia de esos mismos.

Primero fue la "burbuja inmobiliaria"... Ahora hay otras "burbujas"... sutiles, ingrávidas y gentiles.
En resumidas cuentas, y para dar una explicación concisa, resulta que las CCAA utilizan los servicios de esas mismas entidades de crédito, que son las que se niegan a comprar estos bonos patrióticos, a saber por qué, para que nos las vendan a los ciudadanos a cambio de una lucrativa comisión por hacer de intermediarios vendiendo un nuevo producto, como son esos bonos, y que además hacen una competencia feroz a los productos de esas mismas entidades.

Bueno, curioso todo esto.

A cierre del segundo trimestre de este año el conjunto de la deuda española superaba la nada despreciable cifra de 700.000 millones de euros (65,20% del PIB), creciendo el endeudamiento de nuestras CCAA un 23% con respecto al año anterior.

Así pues, y a modo informativo, los mayores niveles de endeudamiento lo presentaban la Comunidad Valenciana, la de Cataluña y la de Castilla-La Mancha, llegando al 20%, 19,2% y 17,2 %, respectivamente, mientras que las menos endeudadas eran las de Madrid, País Vasco y Canarias con un 7,7%, 7,9% y 8,2%, respectivamente, de sus respectivos PIB.

Ante este panorama el Gobierno prohibió que algunas CCAA, por su elevado nivel de endeudamiento, pudieran endeudarse más a largo plazo, más allá de un año, y a pesar de todo esto la deuda de estas administraciones está aumentando más rápidamente que la de la propia Administración Central.

¿Qué hacen las CCAA para sortear esta prohibición...? Pues sacan al mercado estos bonos autonómicos, los “patrióticos”, con vencimientos no superiores al año, ofreciendo rentabilidades muy por encima de lo que dicta la lógica económica, así y a modo de ejemplo, la Comunidad de Andalucía ofrece intereses al 4,25%, la de Cataluña al 4,75 %, la de Valencia al 4,75 %, la de Galicia al 4%, la de Castilla y León al 4,75% y la de Madrid al 4,75%.

Hay que señalar que a estas rentabilidades hay que sumar la comisión que las citadas entidades de crédito cobran a estas administraciones por utilizar su red comercial y se servicios que, en muchos casos, llegan al 3% adicional, lo que resulta que el coste total para estas administraciones, en definitiva para todos nosotros, puede llegar incluso al 7,75%.

Uno de los casos más sangrantes lo tiene Cataluña que para devolver la primera emisión de deuda diseñada por el anterior gobierno autonómico con vencimiento el próximo 21 de noviembre, deuda cuyo coste total ascendió, nada más y nada menos que al 7,75%, tiene previsto emitir nueva deuda a fin de poder devolverla dada la precaria situación que atraviesa.

La "estampita" y las letras "de pelota"...
Mucho me temo, que la situación que se está creando con la emisión de los dichosos bonos nos está llevando a una espiral de deuda tal que las futuras emisiones no irán encaminadas para paliar los gastos corrientes e inversiones que se propongan afrontar estas administraciones sino que irán destinados a cubrir la devolución de los vencimientos de esas emisiones con unos costes cada vez mayores y probablemente inasumibles.

Estas emisiones de bonos están poniendo en jaque, cada vez más, la solvencia española frente al mercado exterior expresada en un empeoramiento de nuestra calidad crediticia y en un elevado déficit en el conjunto de nuestras administraciones lo que nos lleva a pensar el grado de responsabilidad que tienen nuestras CCAA.

Como nota positiva, y dentro de este galimatías, al menos el nivel de endeudamiento, en el conjunto de las administraciones locales, el de los Ayuntamientos se ha mantenido estable, si bien a partir de primeros de este año no se les permite endeudarse más allá del 75% de sus ingresos corrientes.

Habrá que esperar si el nuevo Gobierno venidero será capaz de aunar esfuerzos y reconciliar posiciones para que el acuerdo con el conjunto de nuestras administraciones nos lleve a encauzar la ya de por sí agonizante situación.

Soy Goyo Vilda y en este blog comparto contigo mis inquietudes y reflexiones semanales. Para atender tus intereses personales o necesidades empresariales estoy a tu disposición con todo el equipo técnico de ALFICO. Puedes usar el formulario de contacto de nuestra web o el teléfono 979 123 738.

viernes, 16 de septiembre de 2011

EL DESEMPLEO Y LA ESTADÍSTICA

Hay quien sostiene que la estadística se convierte en una ciencia diabólica dependiendo de quién la realiza y según la toma de datos en los que se apoya el estudio que queremos analizar, en todo caso, hay momentos en los que por mucho que se intenten trastocar o maquillar ambas variables el resultado se antoja irrefutable.

Si tenemos en cuenta que a fecha de hoy el desempleo que venimos padeciendo, de forma más intensa que nunca, se ha convertido en nuestra primera preocupación ciudadana, desbancando incluso al ya tradicional y trágico problema del terrorismo, nos podemos hacer una idea de la importancia que adquiere un análisis real y riguroso, tanto en su aspecto cuantitativo como cualitativo, de la problemática que presenta en nuestro país el mercado laboral.

La realización de un estudio transparente y claro de nuestro mercado de trabajo traería como consecuencia última sacar las conclusiones que bien podrían ayudarnos a tomar una serie de soluciones adecuadas para paliar, en la medida de lo posible, lo que a buen seguro se ha convertido, y por largo tiempo, se convertirá en un problema de gran calado que torpedea duramente la línea de flotación de ésta nuestra sociedad, que no es otra que el derecho constitucional a que todo ciudadano disponga de la oportunidad de ocupar un puesto de trabajo y así se desarrolle tanto en el aspecto profesional y como personal.

El problema del desempleo, verdadera guillotina del futuro de jóvenes y no tan jóvenes, y por la importancia que adquiere su dimensión, se viene analizando históricamente por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a través de la Encuesta de Población Activa (EPA) desde allá por el año 1964.

A lo largo de los años, el método estadístico, y dada nuestra integración en la Unión Europea, ha ido sufriendo ciertas transformaciones en el modo y en el método a fin de perseguir la uniformidad de datos con el resto de países de la Unión, todo ello, recogido en los distintos Reglamentos números 577, 1.897 y 2.257 de los años 1998, 2000 y 2003, respectivamente.

En el año 2002 se introdujo un gran cambio en la metodología de la EPA que afectó tanto a las definiciones utilizadas en la encuesta como al proceso de cálculo de los resultados.

En el 2005 los cambios supusieron una nueva EPA y ruptura de la serie histórica de información.


La EPA realiza el estudio estadístico de nuestro mercado laboral sobre una población igual o superior a los 16 años. En base a este segmento de población, analiza el volumen que existe de personas ocupadas, desempleadas e inactivas sobre una población potencialmente activa; lo que permite calcular la “tasa de actividad” de nuestra población.

En el plano de las definiciones, y a modo sencillo, diré de forma escueta que se considera:
  • Ocupado, a la persona con trabajo remunerado.
  • Parado, a la persona que no está ocupada y que busca empleo activamente o espera encontrarlo.
  • Población Inactiva, a los estudiantes, amas de casa, jubilados, enfermos para trabajar y los que no buscan empleos.
  • Población Activa, lo forman ocupados y parados.
  • Tasa de Desempleo, sería el número total de parados entre el total de población activa, en tantos por ciento.
  • Desempleo Estructural, al desempleo de largo plazo e involuntario que no disminuye ni desaparece y que va muy ligado al desarrollo tecnológico.
  • Desempleo Coyuntural, al desempleo ligado a la evolución propia de la economía, siendo cíclico. Esto es, aumenta o disminuye según evolucione esa economía.
Hasta aquí los conceptos técnicos, pero lo que realmente resulta relevante es saber en qué situación se encuentra nuestro mercado laboral con respecto al resto de los países de nuestro entorno, por qué nuestro mercado resulta tan sensible a los cambios cíclicos de la economía, por qué sufre un deterioro tan rápido y con tanta ralentización se recupera, y lo que es más grave por qué presenta tasas de desempleo tan galopantes y duraderas en el tiempo, al cierre del primer trimestre del presente año era del 20,89 % (4.833.700 parados), lo que conlleva una carga dramática para el futuro de familias y parados, sin entrar en lo que supone para una sociedad un aspecto para mí de vital importancia como es la fuga de talentos al exterior, entre otras consecuencias.


Una de las explicaciones que se podría dar a la composición de nuestro desempleo sería que, desde siempre, nuestro mercado laboral ha presentado una dualidad, que se podría explicar de forma sencilla, porque existe una parte de nuestro mercado compuesto por trabajadores de más edad y con contratos indefinidos con una mayor protección laboral y mejores remuneraciones, y otra parte, donde existen trabajadores jóvenes con contratos temporales y un alto grado de desprotección.

Esto provoca efectos negativos en nuestra productividad, dado que esos trabajadores jóvenes y con contratos limitados no tienen acceso a una formación laboral adecuada y así el ajuste en una crisis, como la que ahora vivimos, bien ha podido venir, como suele suceder, por el lado más débil canalizándose a través de despidos masivos en este sector de trabajadores, provocando que en nuestro país tengamos una de las mayores tasas de desempleo juvenil que al cierre de este primer trimestre llega a la escandalosa cifra del 43,61%.

Otro de los aspectos contundentes es que nuestro desempleo estructural nunca ha bajado del 8%, incluso en situaciones de bonanza económica que es donde más se activa nuestra maquinaria de generación de empleo, lo que nos lleva a tener una de las mayores tasas de desempleo dentro de los países que conforman la OCDE.

Parece pues claro, que nuestro mercado de trabajo está fuertemente ligado al nivel de desarrollo que presente nuestra propia economía. Una economía muy intensiva en mano de obra, necesita más mano de obra que otros países para producir lo mismo, y con un bajo nivel de desarrollo tecnológico. Así, y para que nos hagamos una idea, Alemania creciendo el 1% ya genera empleo neto mientras que España necesita hacerlo a tasas del 3%, es decir, el triple.

Si queremos, abatir estas nefastas estadísticas y abandonar la cola de los países generadores de empleo no quedará más remedio que afrontar, de una vez por todas, un verdadero cambio en nuestro modelo productivo.


No hay mayor activo en una sociedad que las personas que lo forman y no hay sociedad que pueda ser desarrollada sin la participación más directa de los que la componen, por eso habrá que abordar programas de alto valor añadido, por la vía del desarrollo tecnológico en todos los campos de nuestra industria, de servicios, en ciencia, educación y en cultura lo que llevará que nuestra sociedad tenga otra dimensión y así nuestra economía dé una verdadera oportunidad a quienes hoy se sienten frustrados y ninguneados por el sistema, donde se incentive la valentía de empresarios, se invierta en investigación y se apueste por un verdadero desarrollo y así provocar que nuestro país abandone de una vez por todas esas nefastas estadísticas que siempre nos acompañan.

Apostar por esto no es un deseo, es una necesidad.

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